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Uso de etiquetas y clasificación de la información para reducir riesgos en ciberseguridad

WWatcher

La ciberseguridad corporativa se ha convertido en un desafío de primer nivel para organizaciones de todos los sectores. La creciente digitalización, el trabajo híbrido y la utilización de servicios en la nube han ampliado de manera significativa la superficie de exposición. Entre las medidas más eficaces y menos implementadas destaca la clasificación de la información y su etiquetado adecuado.

Este enfoque, apoyado en estándares como ISO/IEC 27001 e ISO/IEC 27002, así como en las directrices del NIST o el Esquema Nacional de Seguridad (ENS) en España, contribuye directamente a minimizar los riesgos de fuga, acceso no autorizado y uso indebido de los datos. Cuando cada información está correctamente clasificada, cada usuario sabe exactamente cómo debe gestionarla.

Por qué la clasificación de la información es esencial en ciberseguridad

En muchas empresas, los empleados acceden a datos sin conocer su nivel de sensibilidad. Esto genera una brecha crítica entre la protección esperada y la protección aplicada. Cualquier error, incluso involuntario, como por ejemplo  adjuntar un documento erróneo en un correo o compartir un archivo sin cifrar, puede derivar en una filtración de información confidencial.

Clasificar la información permite a las empresas:

  • Definir controles de seguridad proporcionales al riesgo

  • Facilitar el cumplimiento legal (RGPD, LOPDGDD)

  • Garantizar la trazabilidad de accesos y usos

  • Fortalecer la cultura de protección dentro de la organización

  • Reducir el impacto de incidentes y fugas de datos

Según informes recientes de la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD), la mayoría de brechas de seguridad reportadas tienen su origen en errores humanos o en una gestión inadecuada de la información. La clasificación actúa como prevención directa ante este escenario.

Cómo debe realizarse la clasificación de la información

El proceso debe arrancar con una evaluación rigurosa de los tipos de información que maneja la organización y de los riesgos asociados a su exposición. Posteriormente, se asignan niveles siguiendo una taxonomía estandarizada.

Los niveles más habituales (recomendados por normativas como ISO 27002 y aplicados por organismos públicos en España) son:

  • Pública: información accesible sin consecuencias para la organización.

  • Uso interno: información operativa que debe quedar dentro de la empresa.

  • Confidencial: datos críticos cuyo acceso debe estar limitado a perfiles específicos.

  • Restrictiva o muy confidencial: información sensible cuya divulgación puede generar un daño elevado (datos personales especialmente protegidos, información financiera estratégica, propiedad intelectual…).

Cada categoría debe ir acompañada de requisitos específicos de manipulación: cifrado obligatorio, protección con contraseña, prohibición de envío externo, retención o destrucción segura, etc.

El papel del etiquetado: la protección en el día a día

La clasificación solo es efectiva cuando se operacionaliza mediante un sistema de etiquetado claro y visible.

Las etiquetas permiten que cualquier usuario identifique de un vistazo el nivel de sensibilidad de un documento o dato. Además, integradas en herramientas de seguridad como Data Loss Prevention (DLP) o soluciones de cifrado automático, garantizan que:

  • La información restringida no pueda ser enviada a destinatarios no autorizados.

  • Se apliquen los permisos de acceso por defecto.

  • Se registre cualquier acción sobre datos sensibles para auditorías posteriores.

Las grandes plataformas tecnológicas han incorporado ya estos modelos. Microsoft Information Protection o Google Data Classification son ejemplos de cómo automatizar la asignación de etiquetas en función del contenido y del contexto.

Ventajas de implementar un sistema de clasificación y etiquetado de la información como medida de ciberseguridad

Implementar un sistema de clasificación y etiquetado reduce riesgos en distintas dimensiones:

Reducción del riesgo humano

Cuando un documento confidencial está correctamente identificado, es más difícil que alguien lo maneje de forma indebida o lo comparta por error.

Prevención de fuga de datos (Data Leakage)

Los controles automáticos actúan antes de que ocurra un incidente (políticas DLP vinculadas a las etiquetas).

Menor superficie de ataque

Clasificar la información permite aplicar principios de mínimo privilegio, evitando accesos innecesarios y disminuyendo el impacto de una potencial intrusión.

Mayor resiliencia ante ciberataques

Si un ataque tiene éxito, su alcance se reduce al no poder acceder libremente a información de alto valor.

Apoyo al cumplimiento normativo

El RGPD exige aplicar protección reforzada a los datos personales. Una clasificación correcta es el primer paso para demostrar diligencia y responsabilidad proactiva.

Implementación: ¿cómo hacer este etiquetado y clasificación?

Para implantar una estrategia de clasificación y etiquetado eficaz, se recomienda:

  1. Inventario de activos de información

  2. Análisis de riesgos asociados a cada tipo de dato

  3. Definición de categorías de clasificación

  4. Integración con herramientas de etiquetado y seguridad automatizada

  5. Control de accesos basado en roles

  6. Auditorías periódicas y mejora continua

Los responsables de ciberseguridad deben liderar el proyecto, pero su éxito depende de la implicación de toda la organización: desde la dirección hasta cada empleado que gestiona datos.

La clasificación y el etiquetado son una defensa silenciosa pero decisiva. No requieren grandes inversiones, pero ofrecen un retorno inmediato y sostenido en términos de seguridad, cumplimiento y control. En un escenario donde los ciberataques y las filtraciones de datos están a la orden del día, saber qué información tenemos, cuánto vale y cómo gestionarla es parte del ADN de una empresa resiliente.

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